En los Juegos Departamentales, una menuda figura de 13 años consiguió la presea dorada en karate categoría más de 58 Kg. Sub-14. Karen Dahiana Yunda, con su karategi blanco y la cinta roja bien ajustada, se enfrentó no solo a su aguerrida oponente sino también a una batalla de resiliencia sobre el tatami.
Antes del combate su abuela, quien introdujo a esta caleña al mundo del karate, le confirmó que su padre falleció víctima de un cáncer de estómago.
Resiliencia sobre el tatami
Pese al dolor que embargó su corazón, Karen decidió elevarse a la categoría de leyenda. Peleó por su padre. «En los momentos previos antes de competencia yo estaba muy triste, pero me di cuenta que llorar no haría que él regresara. Tenía que dedicarle esa medalla. Nunca pensé en retirarme«, aseguró.
Su entrenadora, Kimberly Montoya, destacó su templanza: «Su desempeño fue muy positivo. Nunca flaqueó. Vivió su momento de duelo y de tristeza cuando recibió la noticia, pero cuando se metió a la competencia estuvo muy adentrada. Lo manejó muy bien. Todo el equipo la respaldó.«
Karen entró al dojo. Cada movimiento fue una despedida. Cada grito en el combate, una lágrima contenida. Su victoria también la dedicó a su madre, fallecida hace cinco años. No celebró. Al terminar la competencia, Karen asistió al velorio de su padre para ofrecerle el oro como su más sincero homenaje.
Karen Dahiana no solo ganó una medalla de oro, ganó una batalla del alma. Demostró que un espíritu alimentado con amor y resiliencia, convierte el dolor más profundo en la más brillante de las victorias. Su historia inspira y recuerda que , incluso en los momentos más oscuros, con determinación todo se logra.
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